martes, 26 de agosto de 2008

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Si, señores, volví, Luli está de nuevo en Capital. ¿Para qué? Para morir de angustia quizás, ahora veo como todos van para allá, y yo me quedo acá lamentandome el hecho de no poder ir de nuevo bajo el mismo titulo.

Pasaron cosas, pero a lo rolete, más para este pobre y confundido corazón (see, me gusta dar lástima). Pasó lo impensable y lo más pensable combinados juntos. No lo podía creer, pero al mismo tiempo era algo que tenía que pasar. Durante todo el viaje sentí un especie de vacio, por el hecho de querer escribir como me sentía en ese exacto momento. ¡Y no podía! Era desesperante, más cuando cambias de parecer a la hora, y querés volver atrás para ordenar lo que sentís, y no podés, porque tenes una revolución en tu vida y en tu cabeza.

Voy a intentar seguir el paso a paso. Comienzo del viaje, un bolso lleno de ropa que jamás iba a usar y muchas expectativas, muy positivas y con bastante optimismo, diría yo. Estaba rodeada de emoción y locura. Todos querían Bariloche. El Bariloche, el que en realidad lo armás vos con 200 más. Es como dicen las chicas, definitivamente es un mito. No es para tirar para abajo, nono, nada que ver, pero la locura de salir todas las noches la podes tener acá o en la costa. Bueno, volvamos un poco, para no irnos tanto de las ramas. Llegamos, bolso por acá, bolso por allá y a salir por ahí.

Los primeros días me deje deprimir sola, mis expectativas habían sido muy altas desde un principio, que pretendía? Si en 6 años no había pasado nada, de repente porque estábamos acá en Bariloche, en el Viaje de Egresados, finalmente se iba a fijar en mi? Tan pocas veces habíamos hablado, gracias que se sabe mi nombre por la lista, sino solo sería una más del montón.

Justo en ese momento, cuando ya había tirado todo al tacho de basura, paso algo. Bueno algo, de todo. Es increíble lo que logra el alcohol, el efecto desinividor que tiene, no se si es lo mejor que me pasó, pero es algo de poder imaginarse. Yo, la chica que siempre pasó desapercibida, por ser solo yo, de un día para el otro estaba de boca en boca. No por algo bueno, ni por una hazaña, sino por semejarse a un animal domestico, muy común en las viejas locas.
-¿Como te llamás?

- Ramiro

- ¿Yo?

- Lucila

No importa ahora, no me arrepiento de lo que hice. Yo sabia lo que hacia, y ahora las consecuencias, tener que verlo todos los días de nuevo y nada. Lo mejor es olvidarlo, solo tengo que aguantar unos escasos tres meses, y ya está. No lo tengo q ver nunca más en mi vida. Nunca. Que se acabe ya esta pesadilla del amor a primera vista.


Amor a primera vista. Todavía me acuerdo cuando lo vi por primera vez, tenia 12 años, y su sonrisa y sus ojos, definitivamente, me mataron. Y de a partir de ahí, después por todo lo que pasé, ese recuerdo siguió intacto. No lo quería sacar de ahí. Yo estaba bien con lo imposible ahí. ¿Hice bien en hacerlo posible? Eso es algo que lo voy a poder contestar en un tiempo, cuando vea ya los frutos maduros de este chisme conflictivo. Por ahora, quiero que la tierra me trague y me lleve abajo del subte. Los días que siguieron fueron difíciles, mirarlo en el almuerzo como si nada hubiera pasado. Lo pensaba dos veces, y la situación en sí me parecía muy irreal. Yo, con él, ¿de verdad pasó? Algo que quería hace mucho tiempo, ¿de verdad al fin se cumplió? A mí, la persona que más desea y menos cosas se le cumplen. Pero sí, había pasado, había personas para atestiguarlo, más bien 90 personas para atestiguarlo. Si tendría que hacer un juicio tendría 90 testigos, para verlo de otra forma. Igual ninguno de los 90 hablaría del tema, bueno al menos las personas que tienen descencia.

¿Qué pasó después? Llegó la noche número 5, yo, esperanzada por todo lo que había ocurrido y había oído, fui, con un menor porcentaje en mis venas. Exactamente, no me acuerdo que pasó, sólo del rechazo, de nuevo. Primero me sentí sola, sin entender nada. ¿Qué había pasado, por qué antes si, y ahora no? Había sido un error para él, algo de lo que se arrepentía? Y eso creo que jamás me lo voy a poder responder. Me daba de nuevo con la misma pared, y llegaba hacia la misma conclución que siempre: Los hombres son todos unos histéricos. Ellos son los que no saben que quieren. Yo sí sabía que quería y se lo hice notar. Pero bueno, de nuevo con lo mismo. Luli se engancha de los más histéricos, los más boludos y de los que peor saben bailar (jajaja). No me puse mal, en ningún momento lloré, lo pensé mejor y yo sabía que esto también iba a pasar. Jamás pretendí en traerme un novio de Bariloche junto con los chocolates. Eso lo sabía, lo tenía muy claro. Él siempre estuvo distante, aunque yo hubiese querido, él y yo no somos una pareja que pega, que tiene algo en el medio. Ni hablamos! Ni se que tenemos en común. Sólo fue un flechazo muy flashero que siguió vivió por la carga de años, y por el que nunca haya pasado nada. Pero ahora ya está. Y la verdad, las cosas como se dieron, fueron mejor así. No cambiaría nada (bueno un par de cositas, sí). Fue mejor el freno de manos. Igual, siempre me van a quedar ganas de sentarme a hablar con él. Esa es la verdad.

Ayer empecé a escribir esto, y no estaba muy bien. Me había creado un perfecta burbuja de: "Estoy bien, y ya lo supere". Bastó con verlo conectado, para darme cuenta que no era así. Y ahora, habrá que verlo en el colegio, y dejar todo esto atrás como si nada hubiese pasado. Es una pena, pero es así como funcionan las cosas en mi mundo. No se hablan, solo se ignoran.

2 comentarios:

Jota dijo...

esas cosas pasan, Lulett!! Tranquila, sé consciente de que él se pierde lo mejor.
Y be happy
;)


(me trajiste chocolates?)

Amanda y Desireé dijo...

La mejor y la peor cualidad de los imposibles es precisamente el hecho de que no se realicen. Estuve durante mucho tiempo enamorada/obsesionada de uno de mis mejores amigos, y siempre supe que él no era para mí. Lo "amé" mucho más por la idealización que construí de él adentro mío que por lo que es en realidad.

El amor de verdad es otra cosa. Te hace sentir bien, y saca lo mejor de vos misma. Y en última instancia, todo lo que de verdad queremos es ser felices. Y eso, como alguna vez leí en uno de estos blogs, es simplemente una decisión.